Crear hábitos saludables va de la mano con el amor propio.

El amor propio no solo lo demostramos cuando nos miramos en el espejo, nos hablamos en positivo y decimos querernos sin importar nada más.

Quererse también es sinónimo de “hacer”, involucra una cadena de acciones encaminadas a buscar aquello que nos hace bien, individualmente, porque todos somos diferentes, quizás con necesidades similares, pero con soluciones muy particulares.

Es difícil generalizar un proceso, pero existen pautas que nos ayudan a iniciar con el cambio o crear un nuevo hábito con resultados satisfactorios, sin llegar a sentir que se hace de manera impositiva.

– Darle nombre al proceso de cambio, por ejemplo: “Retomaré el jugo verde en ayunas”

– Escribir lo que se requiere para llevarlo a cabo, en nuestro ejemplo, comprar los ingredientes de la semana para tenerlos frescos, disponibles, listos en la nevera

– Hacer las cosas lo más fácil posible, en la noche lavar y picar los vegetales del otro día, así se lograr hacer el jugo sin que tome mucho tiempo

– No esperar resultados inmediatos, cada día es un avance, pero el recorrido es largo y puede variar.  Para continuar con el ejemplo, los vegetales tienen efecto después de varios de días de constancia total

– No tiene fecha de caducidad, porque lo bueno no tiene límite, se debe pensar en que serán cambios permanentes, de largo plazo.  El jugo verde se puede variar en cantidades, en ingredientes, y no tiene nada malo parar uno o dos días para retomarlo de nuevo con mayor impulso.

Les aseguramos que el impacto personal al lograr estas pequeñas y grandes metas es invaluable, además de alcanzar fortaleza mental, nos da la tranquilidad de creer en nosotros y afianza la confianza para alcanzar todo lo que se nos presente en la vida.